Ruta de 7 días por Mali (2024)

Por Joan Torres 3 Comentarios Actualizado a septiembre 24, 2024

Mali no necesita demasiada presentación.

A pesar de ser hoy en día un país tan súper insólito y digno de figurar en los primeros puestos de la lista de Against the Compass, no hace muchos años, el turismo solía ser prioridad aquí, un país que alberga cuatro impresionantes lugares de Patrimonio de la UNESCO (Djenné, Tombuctú, la Tumba de Askia y los Acantilados de Bandiagara), el primero de los cuales debería ser una de las 7 Maravillas del Mundo, en mi opinión.

Sin embargo, en la actualidad, Mali atraviesa una desafortunada situación que ha aislado del mundo exterior estos asombrosos lugares, maravillas que no sólo han sido visitadas por los turistas del siglo XXI, sino que han sido recorridas a lo largo de los siglos por innumerables comerciantes que transportaban oro, cuero y marfil por la ruta transahariana.

Hoy en día es raro ver turistas en Mali, pero, a pesar de todos los souvenirs cubiertos de polvo y de una infraestructura turística en decadencia, todavía permanecen allí muchos lugares fascinantes, situados en la zona segura, y los malienses te recibirán encantadísimos con su amable sonrisa.

En esta guía, quiero mostrarte todos los lugares que visité en Mali en un itinerario de 9 días, incluyendo todos mis consejos.

Para conseguir más información práctica como presupuestos, visados, etc., no te pierdas mi guía de viaje a Mali

Todos los lugares que figuran en este itinerario (los que yo visité) están dentro de la zona de seguridad, excepto uno, y ese es Djenné.

Djenné se encuentra en el centro de Mali, en una región a la que todos los gobiernos desaconsejan viajar, ya que las aldeas controladas por los yihadistas no están tan lejos, y la carretera que lleva hasta allí ha sido objetivo de bandidos e islamistas radicales.

Sin embargo, la propia Djenné siempre ha seguido dando la cara, aunque los viajeros que quieran visitar su gigantesco castillo de arena, deberías de saber que uno tiene que asumir algo de riesgo.

El resto de las ciudades y pueblos mencionados en este blog son aptos para viajar de forma independiente, pero ten presente que la situación en Mali es extremadamente inestable y en ningún caso me hago responsable de cualquier incidente desafortunado que pueda ocurrirte durante tu viaje.

Para más información y consejos, no olvides leer mi guía de seguridad para Mali.

Mali es uno de esos países que requerirían como mínimo un par de semanas para visitarlo, pero como casi todo el norte sigue siendo inaccesible, que es donde se encuentran los mejores lugares para visitar en Mali, creo que deberían bastarte entre 7 y 10 días para hacerte una idea de lo que es Mali.

Por razones de seguridad, los viajeros que pasan sólo unos días en Mali suelen ser coleccionistas de países que lo único que quieren es tacharlo de su lista.

Aunque puede ser comprensible, creo que ir hasta Mali solo para visitar Bamako y, tal vez, hacer una excursión de un día a Siby es un gran error, ya que te estarás perdiendo una gran zona dentro del rango de seguridad.

De todas formas, este es el itinerario de 2 días que te recomiendo:

• Día 1 – Bamako
• Día 2 – Excursión de un día a Siby

Si te quedas 3 días:

• Día 1 – Bamako
• Día 2, 3 – Ségou

Si dispones de una semana completa para visitar Mali, puedes visitar tanto Ségou como Siby y, si te atreves, hacer un viaje hasta Djenné.

• Días 1 y 2 – Bamako
• Días 3 y 4 – Ségou
• Días 4 y 5 – Djenné y Ségou
• Días 6 y 7 – Siby
• Día 8 – Regreso a Bamako

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He aquí todos los lugares que visité en Mali.

Bamako es la típica ciudad africana, superpoblada, con calles plagadas de basura y llena de atascos que, unido al manto de polvo y niebla que la caracteriza durante la estación seca, no da la sensación de ser un lugar atractivo para visitar allí en Mali.

Aun así, Bamako me gustó mucho, quizá porque fue mi primera introducción al África Occidental subsahariana, pero también porque es tan sucia como animada, y es el hogar de malienses de buen corazón que buscarán cualquier excusa para tocar algo de música y bailar por las bulliciosas calles.

Al ser una ciudad relativamente nueva en comparación con todos los lugares históricos de Mali, Bamako carece de joyas arquitectónicas como tal, pero desde un punto de vista cultural, seguro que te va a encantar perderte por las callejuelas del mercado, contemplar las huertas a lo largo del río Níger, o simplemente pasear por las calles mientras esquivas las innumerables scooters.

Mercado de medicina tradicional – Cabezas de mono, pero también de hienas, gatos y varios animales incongruentes, todo a la venta. Se utilizan para la medicina tradicional y, por lo general, solían hervir cualquiera de esas cabezas y se bebían el líquido. Esta es una de las cosas más bizarras que he llegado a ver en África.

Mercado de artesanos – El mercado de artesanos sería un buen lugar para comprar auténtica artesanía maliense, si no fuera por todos esos vendedores tan intensísimos que te empujan hasta sus tiendas para luego decirte cantidades desorbitadas y ridículas. En cambio, en Ségou puedes encontrar souvenirs similares hechos a mano a un precio mucho más económico.

Gran Mezquita – Construida por los saudíes, la Gran Mezquita de Bamako no es nada destacable, pero puede ser interesante si deseas ver más del Mali musulmán. Son un poco escépticos a la hora de dejar entrar a los no musulmanes, algo con lo que muchos amigos musulmanes no estarían de acuerdo, así que, cuando esto ocurre, siempre digo que soy de Pakistán pero que me crié en España.

Recolectores de arena – ¿Alguna vez has visto las construcciones de barro que se suelen encontrar en África Occidental? En muchos lugares de Mali, puedes ver a lugareños recogiendo arena del fondo del río Níger, que a menudo se utilizará para construir esas famosas estructuras de adobe, pero también otro tipo de edificios. Este es uno de los lugares más excepcionales para visitar en Mali y se puede encontrar aquí.

Ségou es una gran ciudad y uno de los centros económicos más predominantes de Mali, y alberga una de las mayores industrias del país.

Contrariamente, Ségou es una ciudad muy calmada, con un ambiente especialmente relajado y, al estar situada a orillas del río Níger, es el lugar perfecto para comenzar tu itinerario por Mali y hacerte una buena idea de cómo es el Mali rural.

Los dos factores anteriores fueron probablemente la razón por la que Ségou se convirtió en una especie de núcleo para artistas de todo el país, que decidieron instalar sus estudios y talleres en la ciudad, un sector que pienso que tuvo mejores días, cuando los turistas no se veían como algo insólito.

Actualmente, ya no quedan muchos estudios, pero Ségou sigue siendo una ciudad colorida, llena de malienses sonrientes, con una arquitectura colonial y uno de los mejores mercados del país.

El río Níger – El río Níger se extiende por África Occidental a lo largo de más de 4.000 km, es el más largo y el que fluye más rápido de la región, y eso ha sido clave para el desarrollo de ciudades y pueblos a lo largo y ancho. Mientras que en Mopti y Bamako el río puede parecer que está lleno a reventar y sirve de vertedero para la mayoría de los malienses, en Ségou me pareció mucho más agradable de recorrer, mucho más limpio y rural.

Mercado del lunes – He visto muchos, muchos mercados en mis viajes, pero si tuviera que nombrar algunos, serían el mercado de camellos de Hargeisa (Somalilandia), el mercado turcomano de Aghghala (Golestán, Irán), el mercado afgano-tayiko en tierra de nadie (en la frontera entre Afganistán y Tayikistán) y el mercado de Ségou.

Probablemente esté prejuiciado porque este de hecho fue el primer mercado de África Occidental que vi, y es probable que puedas encontrar mercados similares en países como Guinea Conakry o Burkina Faso, pero aun así me encantó, no sólo por los hermosos patrones de colores, sino también porque lo visité en un día magnífico y soleado, porque todo el mundo era súper agradable, era la temporada del mango y sin problemas me podía sentar con mi cerveza a contemplar mi alrededor.

Centro de Textiles Ndomo – Si te interesa la pintura y el textil, en este taller pintan diferentes tipos de telas con barro y, tío, algunas de las personas que trabajan allí son unos verdaderos artistas. Yo me compré una grande con bonitos recortes y figuras de Dogón, y ahora mismo la tengo colgada en la pared de mi apartamento en Barcelona.

Visitar Dougouba
Si no estás seguro/a de visitar Djenné (por razones de seguridad), una alternativa más segura sería hacer una visita al pueblo de Dougouba, a 25 km al norte de Djenné siguiendo el río, un pequeño asentamiento compuesto por edificios de adobe y donde se rige una mezquita de barro que, aunque no es tan impresionante como la de Djenné, es hermosísima, además de ser una de las mezquitas más antiguas de Mali. Al parecer, el pueblo también es infame por la práctica de brujería y algunos malienses más tradicionales tienen miedo de ir allí. No sé si hay algún tipo de transporte público para ir a este lugar, pero si lo hubiera, probablemente sería un suplicio. Lo visité con un conductor que también me hizo de guía.

Hay muchos hoteles en Ségou y yo me alojé en el Soleil de Minuit. Está dentro de la gama económica, pero es limpio, cómodo y tiene una ubicación genial. 12.000CFA por una habitación doble con baño privado.

Ségou está a 235 km de Bamako y el viaje en autobús dura entre 3 y 4 horas.

Hay varias estaciones con autobuses directos a Ségou, pero cada una tiene un horario diferente y todas se encuentran a lo largo de Ave De L’Unite Africaine Oua. Yo elegí Diarra porque de allí partía el siguiente autobús.

Recuerda consultar las últimas novedades en cuanto a seguridad antes de ir a Djenné.

Si tuviera que nombrar algunos lugares que me han emocionado y conmovido de verdad, diría que Lalibela en Etiopía, Nanga Parbat en Pakistán, el Valle de Wakhan en Tayikistán y la Gran Mezquita de Djenné en Mali.

La Gran Mezquita de Djenné es el edificio de barro más grande del mundo, un auténtico castillo de arena de 20 metros de altura que te garantizo que te dejará sin aliento y estupefacto, y que definitivamente merece completamente el pequeño riesgo que supone visitar Djenné, al menos para mí.

Aparte de la mezquita, Djenné en sí misma también merece la pena el viaje.

Siendo antaño un importante centro comercial que competía directamente con Tombuctú a lo largo de la ruta transahariana, Djenné también estaba considerada como una de las ciudades más cosmopolitas de toda África, pero, a diferencia de Tombuctú, Djenné entró en decadencia mucho más rápido, en el siglo XVI, y lo que solía ser uno de los centros más relevantes para la erudición islámica, hoy no es más que una ciudad agrícola y rural.

No obstante, Djenné es absolutamente fotogénica, ya que la ciudad, que está muy bien conservada, está enteramente construida con barro, que suele consistir en una mezcla de arena, agua y caca de vaca (de verdad), lo que la hace muy agradable a la vista.

Visitar San
San no es más que la típica ciudad maliense de poco atractivo, pero resulta ser una excelente parada de camino a Djenné, ya que en San se encuentra otra mezquita de barro de un tamaño enorme, una de las mayores del país y, al parecer, muy pocos visitantes solían detenerse aquí, ni siquiera cuando el turismo florecía. Por cierto, por razones de seguridad, algunas empresas turísticas prefieren organizar el alojamiento en San antes que en Djenné.

Entrar en la mezquita – Puedes entrar a la mezquita, pero los no musulmanes tienen que sobornar al imam y sus tarifas empiezan en 30-40€, no es coña, me pareció abusivo hasta decir basta. Además, te pedirá 10 euros más por subir a la azotea, es lamentable, pero tienes margen para negociar y creo que pagué unos 30 euros por todo incluido. Sólo acepté por la situación tan desafortunada que vive Mali, pero te lo digo en serio, ese imam es un espabilado.

Miradores de la mezquita – Hay unos cuantos. Sólo tienes que preguntar por allí. Uno de ellos es gratuito y en el otro piden unos pocos de CFA.

La biblioteca – Hay una biblioteca donde puedes consultar manuscritos antiguos (como la de Chinguetti, Mauritania).

Escuelas coránicas – En Mali, me dijeron que tienen dos tipos de escuelas, la coránica (que es la escuela religiosa) y la europea, que se acerca más a lo que entendemos por escuela.En Djenné, hay unas 20 escuelas coránicas repartidas por las estrechas callejuelas de Djenné. Aunque suene raro, mi guía me llevó a visitar dos de ellas.

Por cierto, el mercado se celebra los lunes, pero yo fui al de Ségou en su lugar. Aunque estar en Djenné durante el día del mercado puede parecer lo ideal, preferí ir en un día normal, ya que estaría allí poco tiempo, así podía centrarme en la ciudad en sí, y además el mercado de Djenné no debe ser muy diferente del de Ségou.

Hoy en día, el único hotel de Djenné que sigue abierto es el Campement de Djenné.

Como ya he dicho, fui allí con un guía con un coche privado y su conductor, y partimos desde Ségou.

Los viajeros más osados también pueden llegar a Djenné en autobús desde Ségou.Si tienes un presupuesto limitado pero aun así quieres contratar un guía, conozco a un viajero que sí contrató un guía, pero fueron en autobús, de esa forma pagó mucho menos dinero que yo.

Situada a 50 km al sur de Bamako, la zona de Siby te puede dar una estupenda excursión de un día desde Bamako, lo que la convierte en un destino ideal para quienes no disponen más que de unos pocos días para visitar Mali.

Siby es una pequeña ciudad que pertenece a los montes Manding, una zona montañosa del sur de Mali que se extiende hasta Guinea Conakry, y hogar del pueblo malinke, uno de los principales grupos étnicos de África occidental.

Por lo tanto, como puedes imaginar, la zona de Siby va de naturaleza y pueblos rurales vírgenes.

El propio pueblo también tiene su encanto, sobre todo el mercado que está instalado de forma permanente en la carretera principal, con su mayor apogeo el sábado. En este mercado fue donde compré un trozo de tela que luego entregué a un sastre para que me hiciera una bonita camiseta hecha a mano. Consulta mi guía de viaje a Mali para más información.

Los alrededores de Siby son una zona bastante pintoresca para hacer trekking, con vertiginosos acantilados y peculiares formaciones rocosas como el arco de Kamadjan.

Además, entre esos senderos hay muchas aldeas que apenas reciben visitantes extranjeros y que, al principio, hacen que incluso te sientas algo extraño al pasear solo por ahí, pero basta con comprar algo en cualquiera de sus tiendas/puestos de comida para romper el hielo.

Ir a Siby en moto
La región de Manding es una zona bastante extensa que se visita mejor en moto. Puedes alquilar una en @scootwestafrica, que tiene su sede en el Sleeping Camel de Bamako. Salir de Bamako en moto puede ser todo un desafío, pero una vez fuera de la capital, los 40 km restantes te resultarán muy agradables, sin duda. Súper recomendable 🙂

El arco de Kamadjan – Kamadjan es un arco espectacular con vistas a las llanuras detrás de Siby. Llegar a él es fácil (está a sólo 3 ó 4 km de Siby), pero no lo es tanto encontrar el camino hasta la cima, además de que requiere algo de escalada.

Cascada de Dièdé – No está a una distancia que se pueda recorrer a pie, sino que es necesario el transporte y, dependiendo de lo que te cobren, no diría que merece la pena, sobre todo si vienes durante la estación seca, cuando el agua está en su nivel más bajo. Incluso yo me arrepentí de haber ido en moto, ya que tuve que dar un gran rodeo, y la carretera está en muy mal estado.

Ir de aldea en aldea – Como he dicho antes, visitar estas aldeas puede ser uno de los platos fuertes de cualquier itinerario por Mali. Recomiendo las siguientes: Kaka Sirada, Dogoro, Sognebougou y cualquier aldea entremedio.

Yo me alojé en el Hotel Kamadjan, pero había unos cuantos más. Es un hotel tradicional con bungalows malienses. Más básico que los otros lugares en los que me alojé. 8.000CFA por el bungalow más barato.

Yo fui en moto, pero salen con frecuencia autobuses locales, durante todo el día.

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